Los docentes podemos ayudar a nuestros estudiantes a ser autónomos, favoreciendo el desarrollo de su libertad y juicio critico a nivel personal y social en las dimensiones cognitivas, socio afectivas y
espirituales; evidenciándose y concretizándose en las acciones, actividades y decisiones pertinente de los estudiantes, especialmente en las de aprendizaje, que se deben de planificar, organizar y desarrollar con los proyectos pedagógicos y en todos los ámbitos curriculares con la
participación de los estudiantes.
También satisfacemos la necesidad de autonomía del estudiantes, cuando planificamos, organizamos y desarrollamos actividades creativas e innovadoras con la colaboración y participación de los estudiantes, desde su realidad o contexto social.